Mi pequeño tesoro, / se halla escondido, / entre el valle y el monte, / que hay en mi ombligo.
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palabras de amor, que los labios dan al aire, / caricias de voz, brotando por un instante, / a golpes de azar, desvelan los sentimientos, / como la verdad, del vino para el sediento.
Me fui de aquel infierno / Al anocher, / Cambié de nombre, / De aspecto, de ciudad.
Llegó la primavera se fue la tempestad / Hay flores por donde quiera en la ciudad / Es una vida nueva y el sol salió a caminar siento / Que las palmeras me quieren abrazar
Ten cuidado en no subir mucho tu amplificador, / pues no hemos podido dominar los instrumentos. / Siguen vivos en los surcos, y te quieren arruinar; / de un momento a otro por tu cable escaparán.
Estás a mi lado / Cuando llueve en mí, / Cuando quiero sol / Te siento a mi lado
He derramado mi ambición, / entre las flores de mi habitación. / Mi ángel olvidó volar, / sale corriendo mientras me escucháis.
Nadie como tú no quiero equivocarme, / Pero no ha habido nadie / Dónde encontrar más luz / Nadie como tú, que crezca con la risa
Juan quiso imaginar / que el tiempo era una flor / con pétalos de instante / y quiso deshojar la flor.
Bajo la ley de la pasión voy derrochando mi vida. / Quisiera tener una ilusión fuera de sus intrigas. / Y canto cada noche en un café, / evocando sus promesas.